
Muchos suelos de nuestros ecosistemas están sometidos a gran variedad de prácticas agrícolas (laboreo y rotación de cultivos) y al efecto de la aplicación tanto de enmiendas orgánicas como inorgánicas, que pueden suministrar nutrientes para la plantas y estabilizar el carbono orgánico, lo que justifica la necesidad de reciclar los recursos disponibles y establecer una agricultura sostenible para mejorar la calidad del suelo y su productividad.